martes, enero 29, 2008

"Listen To What The Man Said"

¿Qué es lo que se puede decir de Paul McCartney cuando medio mundo tiene hasta nociones primarias de su música?, es lo que me pregunto en esta tarde gris pero calurosa.
Como muy bien saben, la carrera musical, ya fuera de los Beatles, de Sir Paul está signada por la irregularidad. Y a pesar de ello, el eterno cara-de-niño tiene hinchas acérrimos que han afianzado vidas, amores, desamores y amistades bajo el amparo de sus letras.

En lo personal, ninguno de esos discos post Beatles terminan por convencerme. Sin embargo, los asumo como si estuviera leyendo un libro de cuentos, en el cual basta toparte con un cuento –o en el mejor de los casos dos o tres- para justificar todo tipo de consideraciones.

Siguiendo este criterio, casi siempre me remito a la mejor producción de Sir Paul, el cuarto disco cuando formó a los Wings, “Venus And Mars” (1975), específicamente el track “Listen To What The Man Said”.


Como dirían los entendidos: a Sir Paul se le salió el duende con la letra de esta canción.

Ocurre que la verdadera poesía está en la sensibilidad, no en los laberintos retóricos que sirven muy bien para disfrazar lo vacuo y ...

A continuación el video.

(Pero antes debo advertir que es del año 1987, con motivo del lanzamiento de “All The Best”. Me hubiera gustado subir uno de los años Sir Paul y los Wings, pero los que encontré estaban incompletos.)



Sí pues, al patita se le salió el duende.

Escucho este tema desde los 13 años, religiosamente, simplemente se me hace inacabable.

Imagen, Paul y Linda McCartney.

Christian Reynoso


Mi amigo Christian Reynoso me avisa que estará presentando en Madrid, mañana miércoles 30, su novela "Febrero Lujuria". Hagan clic aquí para ver el afiche de la presentación. Y clic aquí para que lean la entrevista que le hice a Christian para Proyecto Patrimonio.
"Febrero Lujuria" es una de las mejores novelas de largo aliento que he leído en años. En ella se recrea la fiesta de La Virgen de la Candelaria de Puno, ambientada en una ciudad imaginaria llamada Lago Grande, que se sostiene gracias a la acertada concepción de sus personajes marcados por el desenfreno, la veneración y el puterío, entre los que resaltan Katherine, el tío Augusto, Pepe Ramos, Mirandiña, el padre Esquivel y el loco Montalván.
Novela deliciosamente pagana, como para perderse en las callecitas de Lago Grande con sabor a danza, sikuri y pisco.
La entrevista en video que abre el post fue realizada por el infatigable Nacho Fernández para la web española Literaturas.com.

lunes, enero 28, 2008

"Mala Sangre" (Juliette Binoche)

Varios amigos me habían dicho que “Mala Sangre” (1986) era la mejor película del corrosivo cineasta francés Leos Carax. Lo dudaba mucho porque consideraba a “Pola X” como la mejor.

Cuán equivocado estaba.

“Mala Sangre” es de esas películas que se te quedan en la cabeza, el corazón y en el vientre.

Un argumento aparentemente sencillo. A grandes rasgos, mismo Discovery Channel:

Un señor de nombre Jean se suicida a causa de una deuda que no puede pagar. La deuda también concierne a su amigo Marc. Ambos le deben mucho dinero a una mujer mayor a quien llaman La Americana. Ella le da dos semanas de plazos a Marc para que pague y así se libre de las represalias.

Marc y su amigo Hans contactan a Alex, el hijo de Jean, y así aprovechar su innata habilidad con las manos. Le hacen llegar una propuesta que lo seduce: robar un antídoto llamado STBO.

¿Qué gracia tiene este antídoto?

El STBO tiene el poder de acabar con una epidemia parecida al Sida. Esta epidemia ataca mortalmente solamente a aquellos que practican –atención- “el amor sin amor”, o sea, caricias sin amor, sexo sin amor, etc. Y son muchos los laboratorios los que anhelan los secretos de esta cura.

Bravo, ¿no?

Marc lleva a Alex a su refugio, una vieja carnicería en donde delinearan el robo del antídoto en poder de la compañía Darley Wilkinson.

Hasta aquí, el argumento no parece ser cosa del otro mundo. Pero Carax es Carax, ya que al igual que en “Pola X” y “Los amantes de Pont Neuf”, entran a tallar los conflictos emocionales de sus personajes principales.

Este conflicto se da cuando Alex conoce a la pareja de Marc, Anna. Ella es una mujer joven y sumisa, y pese a los intentos de Alex por agradarle, ella sigue más enamorada que nunca de su anciano amante.

“Mala Sangre” está ambientada en una futura París.

Sin embargo, me gustaría resaltar, un poco, al personaje Anna, interpretado por la siempre cándida y talentosa Juliette Binoche.

Si la memoria no me falla, esta fue la sexta o séptima película de Binoche, aun así, es con este papel que empezó a ser tomada en cuenta por sus dotes histriónicas, y de paso, la crítica se desengañó porque hasta antes de “Mala Sangre” se la reducía como una actriz de “cara bonita”.

Pues a buena hora que Carax se fijó en ella.

Uno puede pensar que Binoche en el rol de Anna tiene actuaciones rastreables: como Julie Vignon, la desgarradora viuda, que no se niega momentos “alegres”, que confronta su pasado relacionado a la muerte de su esposo e hija en un accidente automovilístico en “Azul” de Krzysztof Kieslowski; o como la angelical y celosa Tereza en la adaptación de Philip Kaufman de "La insoportable levedad del ser".

Pero ¿se acuerdan de ella? Para los que no, a continuación Binoche con Daniel Day-Lewis en una memorable escena de la adaptación de la novela de Kundera:

Binoche en “Mala Sangre” está supeditada a gestos, sonrisas, miradas. Tiene poco diálogo, a lo mucho diez minutos (sin exagerar). Mucho menos te toparás con algún despliegue erótico.

En esta película hay una escena para tenerla siempre en la retina: Anna se encuentra muy deprimida, le ha contado salpicadamente su vida al enamoradizo Alex, y este, para animarla y robarle una sonrisa, no vierte en ella todo el talento suscrito en su habilidad con las manos, sino que hace gala de su envidiable ventrilocuismo, robándole más de una sonrisa. Anna mira a Alex a través del agujero que le hace a un pañuelo plomo.

(Valdría la pena tener un póster de Binoche con ese pañuelo.)

Pero en la película ocurren muchísimas cosas más. Tanto así que los cinéfilos y literatosos pueden encontrarse con un tributo abierto a Jean Cocteau y uno solapado a Luois Aragon.

Y como dije al inicio del post, esta es la mejor película de Carax, así es que para los que practican el caletismo ilustrado, la visión de “Mala Sangre” tiene el aura de lo indispensable.

Y para los fanáticos de Binoche, es un muy buen motivo para verla en el rol con el que se disparó en su carrera.

Imágenes, 1) Juliette Binoche, 2) Binoche y Daniel Day-Lewis.

sábado, enero 26, 2008

Lynda

Hay dos formas de levantarse el sábado en la mañana: con una pesadez producto de la juerga que empezó el viernes en la noche, o con mucha soltura gracias a un sueño profundo. Lo ideal es combinar estas dos formas (entre muchas, claro está) para recibir de buena gana a la soleada mañana.

Pues esto me ocurrió hace unas horas. No hay nada que se iguale al hecho de abrir los ojos totalmente relajado y ganarle un partido más al insomnio que me persigue desde los 14 años.

Me puse a leer otra novela de Juan Madrid, “Nada que hacer”, a responder algunos mails, a escuchar música y a zappear por los canales de cable.

Mientras tomaba mi taza de café “edulcorado” con ron, descubrí algo que no sé por qué se me estaba pasando. Me gustan no pocos programas del cable, pero no le había prestado mucha atención al canal 52, TCM, en el cual se transmiten series de TV de antaño. Viendo en su programación encontré S.W.A.T, El superagente 86, La dimensión desconocida, El túnel del tiempo y, por supuesto, La mujer maravilla.


(En el canal 35, Retro, están Los Magníficos, El hombre nuclear y El auto fantástico.)

Es obvio que antes de la llegada del cable, muchos pasábamos horas de horas viendo estas series. Son parte de nuestro imaginario infantil. Y está claro también que estas no le llegan ni a los talones a las de ahora. Un capítulo de 24, Dr. House, Prison Break o Californication se lleva de encuentro a temporadas enteras de las series arriba mencionadas.

Pero de gustos y diferencias no trata este breve post.

El gran motivo del post es Lynda Carter. Verla a las 10 de la mañana como La mujer maravilla es una auténtica bendición, porque más allá de que estamos ante una mujer bellísima, en lo personal siempre voy a sentir una inclinación rendida por las mujeres de carácter. Y Lynda es una de ellas, bajo todo punto de vista.

Tampoco quiero decir que Lynda era una buena actriz, para nada.

Recuerdo muy bien que no tenía mucha predilección por La Mujer Maravilla, pero siempre me llamó la atención, LMM tenía un “algo”, un magnetismo que no se reducía a sus vueltitas donde abandonaba su careta de Diana Prince…

Para quienes no la recuerden, aquí va un video de la serie, con la clásica vueltita y zafándose de un par de mañosos.



(Viendo bien el video, pues estoy convencido de que si esta mujer hubiese nacido en los setenta, fácilmente destronaba a Pamela Anderson de Baywatch.)

Pueda que algunos la tengan presente por su papel casi protagónico en la película “I Posed For Playboy”, en la que dejó sentada, para variar, su condición de mala actriz.

Quizá esté siendo un poquito malo con ella. Y a medida que escribo este post hasta pienso que Lynda puede pertenecer a esa gran gama de buenas actrices que no tuvieron la suerte de que se les adjudiquen papeles idóneos. A veces la belleza juega muy malas pasadas. Por ejemplo: Cybill Shepherd.

Pero también están de las otras, de aquellas que aprovecharon la suerte de un rol preciso. Ejemplo: la gran Debra Winger, quien tuvo un paso fugaz como La Chica Maravilla, pero evidentemente ese fue un error de juventud.

Pese a todo, si quieres volver a ver a Lynda Carter, o si jamás has escuchado de ella, pues hay una solución: sábados y domingos en la mañana. Consulta tu revista de cable.

Imagen, Lynda Carter.

viernes, enero 25, 2008

Pink Floyd - "Run Like Hell"

Redondo

Creo que muchos ya no se acuerdan de ese jugadorazo que fue el argentino Fernando Redondo. Y no sorprende porque su alejamiento del fútbol no fue el idóneo para un deportista de su talla. Lesiones crónicas, en sus rodillas y tobillos, llevaron a que en el 2003 deje definitivamente el fútbol.

Redondo se dio a conocer con Argentino Juniors, pegó el salto a España fichando por el Tenerife y terminó su carrera en el A.C Milan.

Sin embargo, el club con el que marcó época, escuela y genialidad fue con el Real Madrid (1994 – 2000). Fuerza, elegancia y sobriedad en un estilo que indefectiblemente reflejaba el carácter de este jugador. Que yo sepa, jamás lo vi reclamando airadamente, jamás le escuché declaraciones fuera de lugar, nunca le noté aires de grandeza, etc.

Si la memoria no me falla, tengo presente algunos golazos de Fernando. Sin embargo, recuerdo muy en especial uno a Paraguay en las eliminatorias de 1993 para el mundial de USA 94, en pleno Defensores del Chaco. El encuentro era toda una carnicería gracias a las patadas y los codazos, ambos equipos luchaban por romper el empate 1-1, cuando faltando quince minutos para el término del partido, Fernando, todo enlodado, empieza a sortear diagonalmente a la defensa paraguaya, sin encorvarse, con la mirada levantada, y muy cerca del punto de penal le cruza la pelota a un matonesco José Luis Chilavert.

Fernando no era un jugador de muchos goles, pero sí de incontables pases gol. El gran 7 del Real Madrid, Raúl, jamás hubiera anotado tantos pero tantos goles a no ser por las “ayudaditas” del argentino. A estas alturas ¿quién puede olvidar esa pincelada ante el Manchester United, en Old Trafford, por el marco de los cuartos de final de La Liga de Campeones de 1999?

Un desborde por la izquierda a toda velocidad, el autopase con el taco que deja desairado al defensor inglés y un regalo preciso para un solitario Raúl que sólo tuvo que meterla y así sellar lo que es para muchos uno de los partidazos más memorables del más importante certamen de clubes del viejo continente.

Que hablen las imágenes.





El gol lo pudo hacer cualquiera, pero la jugada previa sólo la pudo realizar un verdadero elegido.
Imagen, Fernando Redondo

jueves, enero 24, 2008

Luis Alva Castro, el inepto

Hojeando los diarios, como que uno se topa con un posible escenario de “Rosario Tijeras”, la célebre novela de Jorge Franco.

La noticia ya es para preocupar: otro ex sicario del narcotraficante Fernando Zevallos, y testigo bajo comparecencia restringida, es asesinado a plena luz del día por, valga la relación criminal, otro sicario. (Ver 1 y 2.)

En Tijuana y Medellín, por ejemplo, el sicario intercepta a la víctima, se acerca como si nada, le espeta un par de balazos y corre hasta un motociclista que lo espera para abandonar el lugar del crimen.

El modus operandi de estos criminales no es gratuito. Se mueven así porque quieren dejar un mensaje abierto para todo aquel que ose enfrentarlos.

Sin embargo, la respuesta es inmediata. Tanto las fuerzas del orden endurecen sus movimientos, realizan redadas, hacen hasta lo imposible para presentar a responsables directos horas después, en otras palabras, hay un pronunciamiento oficial.

El asesinato del ex sicario ocurrió ayer a las 2 y 30 p.m. frente al penal San Jorge y debió tener una respuesta mediática e inmediata por parte del Ministro del Interior Luis Alva Castro. Y como muchos saben, estos crímenes ya se están convirtiendo en lugar común.

Entonces, uno ingenuamente se pregunta ¿por qué Alan García no lo saca y nombra en el despacho del Interior a alguien más capaz? Así es, pregunta ingenua pero necesaria ya que hay policías y testigos que están muriendo por falta de coordinación y protección. Y los asesinatos del narcotráfico son una arista más de esa gran ola de violencia criminal que solapadamente se está instaurando en nuestra sociedad, y esto puede menguar, siquiera en algo, con esfuerzo y real compromiso cívico.

Sin embargo, si García no tiene el suficiente carácter para mandar a su casa a Alva Castro, cosa que se entiende ya que el APRA no es un partido político sino, mismo Panamericana Televisión, un sentimiento, pues uno abriga la esperanza de que el actual ministro eche mano de sus reservas morales y renuncie, que se largue de una buena vez, porque él mejor que nadie es consciente de que para el cargo es un tremendo inútil.

A lo mejor su orgullo está que lo ataranta.

Renuncia nomás, sin roche.


Imagen, el inepto Luis Alva Castro, con chalequito, atento a las palabras de A.G.

miércoles, enero 23, 2008

J. G. Ballard


Hace algunos años comentó durante una entrevista que usted mismo consideraba a Crash como un libro corruptor.
Hace diez años que no lo leo. Esa entrevista debe haberse llevado a cabo en el 73 o 74, cuando Crash y La exhibición de las atrocidades ocupaban mi mente. Desde entonces me he trasladado a prados más serenos. Es interesante entrar durante un momento por la máquina del tiempo. Eran días violentos, es cierto, esas épocas donde los sesenta era un ayer muy vívido y no una época desapercibida. Como le comenté anoche a mi novia, qué aburridas parecen por comparación las preocupaciones presentes. ¿Crash un libro corruptor? Creo que me tomo la palabra en mi yo más joven.
......
Hablando de estimulación, ¿alguna de las drogas psicoactivas de los sesentas le proporcionó alguna clave para su escritura?
Supongo que soy un bebedor entre mediano y pesado, pero no he ingerido ningún tipo de drogas desde un aterrador trip con LSD en 1967. Un error pesadillesco. Eso abrió para mí un ingreso al infierno que luego demoró años en cerrarse, y que me hizo dudar hasta de las aspirinas. Visualmente fue como mi novela de 1965, El mundo de cristal, novela que alguna gente cree que fue inspirada por mi trip con LSD. Eso me convenció de que una imaginación suficientemente poderosa y obsesiva puede llegar sin ayuda a las capas más profundas de la mente. (Supongo que más allá del LSD no hay nada.) La imaginación es la ruta más corta entre dos puntos concebibles, y es más que cualquier reacomodación física de las funciones cerebrales.
(De: "Confesiones de Escritores. Narradores 2." Los reportajes de The Paris Review. Entrevista de Thomas Frick, 1984. El Ateneo, 1996.)

martes, enero 22, 2008

MIGUEL GUTIÉRREZ

Desde LFDLS, todos mis deseos de pronta recuperación para Miguel Gutiérrez, maestro y amigo.

Kevin Ayers

Hay muchas cosas que sé. Muchas otras que no. Ocurre que cuando descubro algo que no demora en fascinarme en la primera impresión, me adentro con todo, averiguo a más no poder. Esto me pasa con los cineastas, escritores, grupos musicales, compositores y, obviamente, los cantautores.

No siento el más mínimo roche decir “no sé”, “no lo conozco”, “ni idea de su existencia”, etc.,… Aun cuando medio mundo lo conozca.

Pues bien, hace unos días me fumé un tronchito con Garganta Profunda, y entre lo que habamos me pasó el dato de un tal Kevin Ayers.

- ¿Kevin Ayers? –pregunté.
- Es un genio –contestó Garganta.
- Asocio su nombre con la psicodelia, a lo mejor lo he escuchado …

Sí, me acordaba de algunas cosas suyas, pero afinando la memoria lo ubicaba fugazmente en uno de los libros sobre rock de Pedro Cornejo.

Garganta se deshacía en elogios por la música de Ayers, porque no se puede admirar a un cantautor a no ser por sus letras.

- Cierto, las letras son claves. Son las puertas del endiosamiento.
- Exacto.
- ¿Tienes algo de él? –pregunté.
- Por supuesto. Tengo una canción suya.

Sacó una hoja amarilla de entre las páginas de su ejemplar de “Disidentes”. Me la entregó.
- A ver –dije.

I walked into this bar
and the man refused;
He said, "We don't serve strangers
in blue suede shoes;
We don't give credit, and
We don't give way--
We have to think about what the people might say..
uh, you know what I mean..."
I said, "Sure, man"


Oh, he gave me a smile that was sickly and wet,
And I offered him one of my cigarettes.
He took it, afraid that he might appear rude,
Then proceeded to sell me some second class food.
Nice guy - meet 'em everywhere...

He said, "My oh my, I have suffered too long,
And this cigarette seems to be very strong;
I don't make the rules
I just get what I take
And I guess every rule was made to break.
You can take what you like, it won't hurt me
Cause I’m just working for the company."
From the green cigarette, He took a long drag,
And said, "I think I'll pick my travelling bag.

I’m tired of cheating, and wasting my head
And filling the boss's bags with bread.
I want to get out in the sun and rain,
And feel the wind on on skin again;
The world is large, and I've got time yet.
And, by the way, thanks for that cigarette...
Thank you very much."


"You know, I feel like a new man
Yes I do, I don't know why;
I’d just like to say
Thank you very much(indeed)
It's a beautiful day
I think I'll be on my way (right away)
I'd just like to say
Thank you very much.
Yes, I'm getting the hell out of here
Yes, I am - bye, bye.
That's the end of the message
Thank you very much.
Bye bye...


Paja, ¿no? La maravilla lleva el título de “Stranger In Blue Suede Shoes”.

- Hay más letras suyas –dijo Garganta …
- Sácalas para chequearlas.
- Toma. Las tienes aquí.

El tronchito se acabó. Garganta y yo nos despedimos.


Estaba regresando a mi casa, pero en el trayecto me desvío al emporio Polvos Azules.

Igual que siempre. Directo al Pasaje 18. Pero esta vez saludé a la volada a César. Caminé hasta el stand que sólo lo puedo reconocer porque la chica que atiende es la más simpática de todo el centro comercial. No niego que me encantan sus ojeras de juerguera new wave.

En ese stand están las cosas más caletas que puedas imaginarte. Sin exagerar.

Pese a conversar harto con ella, jamás le he preguntado su nombre. Pensé que ya era hora de cambiar ese defecto.


Ella se encontraba con los ojos cerrados. Escuchando extasiada el "Refried Ectoplasm" de Stereolab. Llevaba un polo manga cero, muy ceñido.

Nunca me ha gustado el calor, aborrezco la humedad. Pero me permití un lapsus. La contemplé por unos segundos … hasta que no sé de dónde apareció su enamorado, un gnomo de metro sesenta. (Es de esos patitas que te motivan a entrar sin reparos… ¿Me dejo entender?)

Ella abrió los ojos. Nuestras miradas quedaron clavadas. Sin embargo, el fugaz encanto se quebró gracias al horrible sonido de mi cel. Era un mensajito.

Directo al grano. Le pregunté si tenía algunas cosas de Kevin Ayers.


- Claro. Tengo un DVD de una presentación de 1987 en …
- A ver, ponlo. Por favor.
- Ok.

Sacó el disco y lo colocó en el DVD Player. En la pantalla del televisor, empotrado en el lado superior izquierdo, apareció la lista de canciones. Le pedí que seleccionara el “Stranger In Blue Suede Shoes”.

- Listo –dijo ella.



Lo compré.

Volví a recibir otro mensajito. Requerían de mi presencia en...

Horas después, ya en casa y descansando, coloqué el DVD de Ayers.

Youtubeando pueden encontrarse muchas cosas más de este genio.

Imagen, Kevin Ayers

sábado, enero 19, 2008

Entrevista: Erika Almenara

viernes, enero 18, 2008

La receta de Peter Clemenza

Al igual que muchos, soy un enfermizo fanático de las películas que conforman El Padrino. Cuando converso de estas, no dudo en dejar sentada mi preferencia por El Padrino 1. Es simplemente extraordinario. Otros prefieren El Padrino 2, pero siempre he sentido como que se cae al final. De El Padrino 3, pues ni hablar porque es no menos que pura basura.
De El Padrino 1 tengo mis personajes preferidos, los cuales no son, como podría pensarse, Michael Corleone (A. Pacino), Don Vito (M. Brando), Kay Adams (maravillosa Diane keaton), el gran Santino (James Caan), o Sonny (de hecho que más adelante le dedicaré un post), Tom Hagen, el consiglieri (contundente Robert Duvall), o sea, los que sostienen la pela.
Por el contrario, me acuerdo mucho de los personajes secundarios, ya sea por razones abigarradas, siempre hay detalles, frases o conductas que me los hace indelebles. Por ejemplo: Apollonia Vitelli (Simonetta Stefanelli, aquí), que fulmina con una mirada a un prófugo Michael Corleone en Sicilia; como también el productor cinematográfico Jack Woltz (John Marley) y su gritó de impotencia ni bien ve al despertarse la cabeza de Khartoum, su pura sangre de 600 mil dólares; etc., etc., etc… Pero eso sí, ninguno tan especial como el querido panzón Peter Clemenza (Richard Castellano).
A diferencia de la novela homónima, en la película Clemenza tiene apariciones contadas, pero no por eso es menos interesante, hasta diría que son claves en el curso del argumento. Un par de ejemplos: la manera cómo se encarga de la muerte de Paulie Gatto, el traidor que dejó solo a Don Vito, servido a los matones de Virgil Sollozo; su rostro sudoroso mientras sube los escalones para dar muerte, gracias a una escopeta camuflada, a Stracci y sus guardaespaldas; o cuando da cuenta de Carlo Rizzi (tremendo hijo de puta) por la muerte de Sonny.
Sin embargo, ninguna escena tan perdurable, al menos para mí, como en la que le enseña su truco culinario a Michael. La manera cómo lo dice tiene el poder de quedarse impregnado en tu cabeza.

Aquí va:


“Ven aquí y aprende, muchacho. No sabes si algún día te toque cocinar para veinte sujetos. ¿Ves? Pones un poco de aceite de oliva y algo de ajo. Luego, picas un poco de tomate y le agregas salsa de tomate. Lo fríes, cuidando que no se pegue. Cuando hierva, mezclas las salsas con las salchichas y las albóndigas. Le añades vino y por último, una pizca de azúcar… ese es mi secreto.”

Un maestro, ¿no?

Para todos aquellos que por algún inexplicable motivo no pasan de 2 ó 3 recetas, como es mi caso, la receta de Clemenza es la voz.

Inolvidable el gordo.

Imagénes: Primera, Clemenza bebiendo vino en la boda de Connie Corleone; Segunda, enseñándole su receta a M. Corleone.

jueves, enero 17, 2008

"El viaje a la luna" de Georges Méliès



Nota: No encontré la versión con la banda sonora original.

jueves, enero 10, 2008

"Phantom Of The Paradise"

Ayer estuve, aunque no lo tenía planeado, en Polvos Azules. Lo primero que hago cuando voy es dirigirme donde el surtido stand de películas en DVD de mi pata César en el ya famoso Pasaje 18.

Entre las películas que compré, pues destaco “La mujer de mi vida” de Dover Kosashvili, “Suspiria” de Dario Argento (pueden ver a su hija Asia aquí), “Mala Sangre” de Leos Carax (por cierto, también puede encontrarse “Pola X”, la más corrosiva de toda la filmografía de este francés) y “Phantom Of The Paradise” del siempre grande Brian de Palma.

Me hice hincha de Brian cuando a los 9 años vi el ya clásico “Scarface” –creo que muchos nos hicimos sus hinchas con esa película-, y con los años he ido a la caza de toda lo que haya hecho. Sin embargo, acepto que de “Phantom Of The Paradise” no sabía nada hasta hace unos meses, cuando mi mejor amigo, el mejor pianista joven del Perú, me habló con paroxismo de esta película que tiene lo que me gusta: una buena fusión de ópera y pop, más su buena dosis de satanismo y buena literatura, aderezado con un infaltable escarceo glam.

Como se podrá colegir, la película me encantó. La he visto dos veces ni bien llegué a casa y la estoy “escuchando” mientras hago este post, puesto que su punto fuerte es, obviamente, su banda sonora, la cual estuvo a cargo de Paul Williams, quien en la película da vida a una suerte de productor musical luciferino llamado Swan.

Me gustaría poder escribir algunas impresiones sobre “Phantom Of The Paradise”, pero como nunca antes el tiempo me está jugando alevosamente. Sólo me limitaré a recomendar con todo el entusiasmo que me queda esta joyita de Brian de Palma.

Si no la has visto, pues no tienes ni la más remota idea de lo que te estás perdiendo, y si ya la viste, una nueva miradita no estaría para nada mal.

Imagen, Brian de Palma.

miércoles, enero 02, 2008

Philip Roth - Fragmento


Estimado señor Zuckerman:
Llevo planeando desde hace varios años rodar una serie de programas de televisión de media hora (en color) que se titularían "Un día en la vida de ...". El proyecto, que no pasa de ser una imitación de la antigua tragedia griega, consiste en el relato de las actividades hora por hora de una persona famosa, con objeto de ofrecer una visión íntima de alguien a quien, en circunstancias normales, el público no puede ver o conocer. Mi compañía, la Renowed Productions, posee plenos recursos económicos y está preparada para realizar el programa inaugural. En suma, se trata de filmar una jornada completa, desde el desayuno hasta la hora de acostarse, de una celebridad que suscite el interés de millones de telespectadores. A fin de poder eliminar los fragmentos insípidos, pasaremos cuatro días filmando material espontáneo y no ensayado.
Le he elegido a usted como nuestro primer famoso porque creo que una jornada suya ha de ser tan interesante como la de cualquiera en quien pueda pensar. Además existe un amplio interés del público por usted y su vida "entre vastidores". Entiendo que todo el mundo sacará provecho viendo un retrato sincero de usted en el trabajo y en el ocio. Sospecho que un programa de este tipo favorecerá su carrera. Y también la mía.
Infórmeme, por favor, de lo que piensa, y si está de acuerdo, le enviaré un par de reporteros para reunir la documentación inicial.
Sinceramente suyo,
Gary Wyman
Presidente.
Estimado señor Wyman:
Creo que no ha calculado bien el número de días, semanas y años de filmación que harían falta para rodar "Un día en la vida de ..." dedicado a mí sin que haya "fragmentos insípidos". Un retrato sincero de mi vida cotidiana probablemente haría bostezar a millones de telespectadores y, lejos de favorecer su carrera, la destruiría para siempre. Más vale que empiece con otra persona.
Lo lamento.
Atentamente,
Nathan Zuckerman.
Estimado señor Zuckerman:
He escrito una novela corta de aproximadamente 50 000 palabras. Es un libro de aventuras con personajes universitarios y sexo descrito de un modo explícito, pero también tiene humor y otros temas de interés, así como una trama original. Al igual que en su última obra, la actiovidad sexual es parte integrante de la intriga, así que es esencial.
Mi proyecto era enviarla a la editorial Playboy, pero he desistido porque podría haber repercusiones. Mi mujer y yo somos jubilados y vivimos muy felizmente en un pueblo de retiro en Tampa. Si resulta que el libro tiene éxito y la gente de aquí se entera de que yo lo he escrito, perderíamos al momento a nuestros amigos y posiblemente tendríamos que vender la casa e irnos.
Me disgusta no hacer nada con mi texto porque creo que sería entretenido para lectores a quienes agrada el sexo explícito y también para aquellos que no le ponen reparos con tal de que vaya acompañado de algo que valga la pena. Usted es un autor consagrado y puede publicar una novela así, como ya ha hecho, sin preocuparse por los juicios adversos.
Le ruego me comunique si puedo enviarle mi manuscrito y asimismo las señas que debo utilizar. Si el libro le gusta, quizá desee comprármelo al contado como una inversión y publicarlo con un nombre distinto al suyo.
Atentamente,
Harry Nicholson.
El teléfono.
- Muy bien, veamos -gritó Zuckerman-. ¿Quién es? ¿Es usted, Nicholson?
(De: "La liberación de Zuckerman". Argos Vergara. Colección El Cuarto Mayor. 1983.)