Lectura excluyente: 'Stoner' de John Williams
Valió la pena la
espera. Llevaba poco más de ocho meses tratando de insertarme en las páginas de
la novela Stoner (1965), de John
Williams (1922 – 1994). Supe de ella gracias a unas elogiosas reseñas de
Vila-Matas y Fresán. La apunté en mi radar y empecé a buscarla en librerías
limeñas, pero nada. Se las pedí a amigos duchos en importación de libros, e
igual nada. Cuando se la comenté a algunos escritores españoles, estos no
hicieron otra cosa que reforzar mi curiosidad por leerla de una buena vez.
Por esas cosas del
destino, estuve hace algunos días en Chile, en donde ofrecí una charla sobre
literatura peruana actual en el Centro Cultural de España de Santiago. Días
antes del viaje, me contacté con algunos libreros de la ciudad y Sergio Parra
de Metales Pesados me dijo que podía separarme el último ejemplar que le
quedaba.
Y así fue, llegué a
esta referencial librería y la compré; luego Sergio y yo tuvimos una conversa
interminable e intensa, sobre la poesía y la vida, en un café al lado de MP. Sobre este libro de Williams, también me había hablado muy bien mi
amigo Antonio Díaz Oliva, con quien dicho sea, tuve un recorrido libresco
de horas, de esas caminatas animadas por la
insaciable voracidad lectora.
En mi última noche en
la ciudad, abrí Stoner (Baile del
Sol, tercera edición, 2012). Y para cuando arribaba la mañana del jueves, las
primeras lágrimas caían por mis mejillas. Tuve ganas de emborracharme y fumar
marihuana. Es que Stoner te deja así, al borde de las emociones. Tiene la capacidad de quebrar tu bravura
de lector, te vuelve mierda y a la vez te vigoriza como ser humano. La prosa de
Williams es dueña de un hechizo, me recordaba en más de un párrafo a la
potencia catalizadora de Emily Dickinson. Cada frase no es más que una fiesta
asentada en los detalles, en el día a día de un común profesor de literatura y
filosofía llamado William Stoner.
De lejos, un argumento
ordinario sobre un hombre que encontró en su juventud la pasión por la
enseñanza de la literatura, pasión de arrebato que le obligó a dejar la carrera
de Agricultura en La Universidad de Missouri, luego de una clase de un curso, de
relleno del programa académico, sobre literatura inglesa en la que el profesor
Sloane le formula una pregunta sobre la poesía de Shakespeare, traicionando de
esta manera el deseo de sus padres. Y de cerca, la radiografía de un hombre
idealista que lucha contra la banalidad y mediocridad por medio de un desmedido
amor por el trabajo intelectual, signado por una generosa sapiencia que inculca
en sus alumnos; aún así, Stoner no es libre del descuido de su vida personal.
Novelas como esta hay
que aprehenderlas en lo que no se dice, en la magia existente entre líneas, en
la especulación imaginativa, en las inquietas preguntas que nos generan las
acciones de este superfluo protagonista. En estos aspectos descansa la sal de
la prosa de Williams. Por momentos, el lector atento podría estar pensando en
un silente vástago de Chejov y Dickinson, pero no, no es así. Williams es fruto
de la más pura y dura tradición de la narrativa gringa, pero que a diferencia
de sus nombres capitales, Stoner nos sitúa en un oscuro y extenso viaje
interior del que no saldrás siendo el mismo, te enfrentas a los secretos y
miserias de tu intimidad. No hay mucho que pensar: todos somos Stoner.
Cerré el libro. Y me
hago la misma pregunta que los que han escrito de él. Resulta alarmante que haya
pasado desapercibido durante muchas décadas. Y no tengo duda alguna sobre su
rescate, llevado a cabo por lectores que editan, lectores que reseñan y
lectores que saben leer. Stoner es
una obra maestra que deberíamos leer y atesorar, es dueña un gran poder, del
suficiente para cambiar y recrear determinadas vidas.
4 Comentarios:
Gabito, hubieras traído algunos ejemplares para vender pes.
Saludos,
ETC
Lo que traje, ya voló.
Ss
G
pucha... suena genial el leer la novela.
¿será posible que puedas conseguir más ejemplares?
quisiera leerlo ya.
saludos.
Si eres capaz de resistirlo deberías leer "Butcher´s crossing". Ahí ya dijo todo lo que decía en "Stoner". Lo que hace mierda al lector y al mismo tiempo lo vigoriza.
Y sí, es alarmante que Williams haya pasado tan desapercibido teniendo en cuenta la gran calidad de lo que ha aportado, desde hace décadas, a la cultura que se nos vende desde Estados Unidos.
Una anatomía detallada de todo esto en lanovelaantihistorica.wordpress.com
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